Por encima de todo hay dos elementos que destacan de un modo sobresaliente:
Uno es su gente, la gente del pueblo, el auténtico quiteño, el que canta "yo soy una cholito quiteño...". Esta gente, estos matarifes que ofrecen lo mejor de su matanza a la esposa del Director para manifestarle su agradecimiento y cariño. O la pobre y sencilla mujer con un hijo pequeño ( bebé todavía) y que la fundación "benéfico-social" del colegio le había prestado una aula pequeña para que hiciera, la limpieza del colegio y pudiera allí albergar a su hijito, a la cabra, la cocina y dormitorio... y estaba agradecida a sus patronos, la poderosa fundación
Los padres de familia,la mayoría pobres de solemnidad. que llevaban a sus hijos al colegio.
Estas gentes las fuimos descubriendo ya antes de iniciar mi trabajo en el centro escolar. Los llevo todavía muy muy adentro en el recuerdo y en la estima.
El otro es su monumentalidad colonial y religiosa... es realmente maravillosa, expresiva, rica de matices y formas , de claustros, iglesias y catedrales... es , para mi, única en su género.
Esta fue la primera Quito que descubrimos con nuestras idas y venidas desde el hotel Savoy al centro para tener las reuniones con el ministerio de Educ., con el arzobispado, con la Fundación, para conocer a fondo sus estatutos, para enterarme- sorpresivamente- de que por mi cargo era miembro de pleno derecho de junta directiva de la LA FUNDACIÓN "MENA CAAMAÑO DEL HIERRO PORTILLA" la titular del colegio de Cotocollao que voy a dirigir.
Pero dadme tiempo para explicar bien la situación y mi análisis autocrítico de la misma y de mi mismo.