jueves, 22 de abril de 2021

SIGO EN LAS RAMBLAS

     La llegada del SEMIRAMIS, fue el golpe de efecto que necesitaba el régimen para arreglar su "foto" ante Europa. Hubo mucho gentío, muchos abrazos y los grandes anuncios en el "NODO" y en la prensa.

La historia cambió de signo. Al  SEMIRAMIS le siguieron otros en Valencia, en Bilbao, y alguno más que no recuerdo.

Se aseguró que todos serían repatriados con medios de vida y trabajo asegurado. La realidad fue un poco distinta.

No se informó que entre los repatriados había también soldados republicanos y muchos niños de la guerra, que habían sido llevados a Rusia para huir de la miseria y la represión, el abandono y la soledad. Unos años después algunos regresaron a Rusia. Allí habían estudiado, tenían trabajo y habían formado una familia. 

Perdida la guerra civil hubo muchos   que partieron para Méjico, Argentina, Francia.

Pasado el efecto SEMIRAMIS apareció  otro efecto deslumbrante: LA ARMADA NORTEAMERICANA hacía escalas en Barcelona, y podíamos visitar los barcos y hablar en  spanglis con los marines. Los días festivos íbamos con nuestro diccionario de inglés para hablar con ellos. Conseguí varios sellos de los USA que todavía tengo en mis álbumes.

Con Linda habíamos paseado un poco por las Ramblas. Visitamos la Boquería, encontró que las pescaderías mezclaban fresco y congelado, y que el mercado tenía rincones muy sucios. La entrada principal, le encantaba. y las paradas de flores, los quioscos de periódicos y revistas y los dibujantes que hacían caricaturas por muy poco dinero. 

Un día siendo ya mayorcitos nuestros hijos, fuimos a visitar el "palacio de hielo" montado en el paseo Colón. A la hora de comer fuimos los cuatro a CAL JOAN, bajando  por las Ramblas , después de la calle Ferran, a la izquierda.

Yo era la segunda vez que iba. La primera fue para celebrar la graduación de Bachillerato. Se comía muy bien, pero siendo estudiantes taníamos que pedir permiso al Gobierna Civil, a la policía   y lo peor, pagar la comida del policía de turno y de su acompañante que nos vigilaba y nos interrumpía constantemente. Reíamos demasiado fuerte, No se marchó de allí hasta que nos fuimos. Y al salir nos dijo:y ahora todos a casa!.  

Me gustaba mucho poder contar y enseñar cosas de Barcelona a Linda, pensaba que era la manera de hacerle apreciar y conocer el lugar donde - desde Mataró- vivíamos. A querer Barcelona le ayudó mucho a Linda  los amigos que nos acogieron en su casa durante un mes, en la calle Muntaner, Simón y Helena, los que hicieron de padrinos de Sylvie, los que nos dieron muebles, sillas, y que estaban siempre a punto para echarnos una mano.

Visitamos la plaza Real, Plaza Sant Jaume, la Iglesia de Belen, el Liceo (por fuera excepto la vez que nos invitó Dani), la Catedral , etc.

Una persona muy especial nos ayudó con su cariño y su comprensión muy particularmente hacia Linda, fue la madre de Victor de Villasante. Fue durante mucho tiempo la persona que más admiró y quiso en Barcelona.  Linda otorgó el título de tío a Víctor a falta de los otros tíos.  

Era una persona afable, comprensiva que invitaba a la paz y a visitarla más de una vez.- Linda sentía en ella la madre que pensaba encontrar en la mía. Desde su casa, la Sda. Familia estaba a un tiro de piedra.

Un día visitamos la Avda. de la Luz, y le pude explicar las carreras que el otro día os conté.

Como siempre me he desviado un poco, pero los dedos así lo han querido, y he mezclado el antes con el después; es que una cosa lleva a otra, y otra a la de más allá.

De todas formas son aspectos y tiempos de nuestras vidas, que pasadas, están siempre presentes.


martes, 20 de abril de 2021

ESTRUJO MI MEMORIA Y DESCRIBO IMÁGENES QUE IMPRESIONARON MI RETINA

Pasado ya el congreso Eucarístico de Barcelona, aparentemente se había recuperado LA PAZ  o esto nos vendía el gobierno.

Un día al bajar del tranvía en la calle Pelayo esquina Ronda Universidad, un compañero y yo oímos muchos gritos, sirenas y gente que corría hacia las Ramblas; ¡¡Los grises!! ¡¡Los grises!! y viene montados a caballo. 

Como todo el mundo también corrimos. Al llegar a las escaleras de la Avenida de la Luz  bajamos a toda pastilla, estaba llena de gente, trabajadores la mayoría, y otros que salían del cine.

Hubo tal tumulto y griterío que no podíamos volver hacia atrás para ir a casa. Yo tuve miedo, y mi amigo se cogía a mi. Y yo a él. No sé como fue, pero empujados, corriendo, tropezando, llegamos delante de la cafetería Nuria, ya en la Rambla; las sillas y mesas volaron, y nosotros también.

Nos giramos  y cuatro patas de unos inmensos caballos (debían de ser como todos) las vimos encima de nuestras cabezas, y los grises llevaban unos bastones largos, repartiendo leña. La verdad es que no nos interesaba esta leña.

La policía a caballo venía de la Universidad Central, donde había entrado con permiso del Gobernador Civil (Baeza Alegría ¡?!) con los caballos y subiendo las escaleras del patio Central, a la caza de los estudiantes "malintencionados". Hubo muchas detenciones. Yo llegué a mi casa sobre las ocho de la noche; debiera de haber llegado a las 18.30. El susto y el miedo fueron mayúsculos.

Corrió la voz de que el hijo del Gobernador fue detenido y golpeado, yo no lo vi, pero a los pocos días el Sr. Baeza, fue destituido,

Y así seguíamos durante varios días y meses. En el colegio los exámenes de F.E.N. (formación del espíritu nacional) los hacíamos con tinta roja, para ver si se atrevía a suspendernos el delegado de la Falange y de las JONS. No nos suspendió.

Los tranvías seguían circulando por la plaza Cataluña y Ramblas hasta el paseo Colón, 

De El Gran Teatro del Liceo tengo una insignia de oro que me regaló mi tía. Linda y yo fuimos una vez que nos invitó Daniel por nuestro aniversario de boda.

El sistema necesitaba signos visibles de apertura hacia la Europa que seguía contra Franco. Pocas cosas había para pasarlo bien. No podíamos ir por la calle en grupo más de tres, En el cine Vergara, al lado de casa,y en todos los cines siempre había policías vigilando, y el NODO,  la GRAN PELICULA DE FICCION NACIONAL era de pase obligatorio, ¡Cuántos pantanos hacía Franco cada semana, y cuántas carreteras y escuelas inauguraba!  Y  siempre bajo palio como en el Corpus la Eucaristía, o acompañado del obispo de turno.

 Yo , y mi hermano  nos hinchábamos de  cucharadas de aceite de hígado de bacalao, porque era un poderoso reconstituyente.Y que malo. Pero seguíamos justos en la comida y protestamos. Entonces añadieron al aceite dos aceitunas como premio por tomarlo.

Mal debían ir las cosas en casa ya que un saco de patatas de 25Kg.que le regalaron a mi padre en Vic, nos las comimos todas. Mis padres decían que eran muy buenas, nosotros que no. ¡Pues no hay otras!.- ¡Tienen gusto a petróleo! Después nos dijeron que sí. Se había derramado una garrafa de Keroseno encima y ... por esto nos las regalaron, ¡Y las comimos!

Las huelgas estaban prohibidas, el voto en el referéndum obligatorio y y ficha sellada. Los sindicatos CCO. y UGT se armaban de valor y poco a poco daban que hablar. El convento de los capuchinos de Sarrià, era la "sede" de estos movimientos  y del Sindicato de Estudiantes.

Una gran noticia apareció en el periódico: el 2 de abril de 1954 atracaría en el puerto de Barcelona el buque SEMIRAMIS.  Y venía de Rusia con 290 soldados  de la División Azul, detenidos en Rusia desde la guerra civil.


viernes, 16 de abril de 2021

LA BARCELONA QUE YO RECUERDO

 Allá por el año 1950 , yo ya tenía 13 años, las idas y venidas de casa al colegio y del colegio a casa, podrían parecer monotonía del quehacer diario. Pero nada más lejos de la realidad.

Era en marzo de 1951 nosotros los estudiantes apenas conocíamos la realidad de los movimientos sindicalistas y la existencia de las CC.OO. (comisiones obreras), teníamos una consigna que tanto los profesores como nuestros padres nos inculcaban , "ir a clase no meterse en líos y estudiar para el mañana".  Era mucha verdad lo que decían, pero lo que pasaba en la calle era otra: 

De repente, al subir, nos encontramos en el tranvía un policía delante y otro detrás. No decían nada, sólo observaban.

Al cruzar la calle Balmes, apareció un grupo de gente que lanzaron adoquines contra el tranvía, los policías sacaron las armas, y nos hicieron esconder al suelo. ´¿Y ya está? , ¡No! continuó su trayecto hasta llegar a la plaza Universidad esquina Aribau, allí se armó la marimorena. Muchos trabajadores, muchos policías, , el conductor bajó del tranvía y nosotros nos escapamos como si fuéramos culpables. Nos escondimos en el cine Aribau, hasta que pasara la tormenta.

No llegamos al colegio, Esta situación duró varios días. Los periódicos -LA VANGUARDIA  Y EL DIARIO DE BARCELONA- decían lo mismo: obreros exaltados provocan altercados por la subida de la tarifa de los tranvías.

Sí que recuerdo que leía cada día LA VANGUARDIA y así me empecé a interesar por la vida ciudadana. Y un poco también la internacional, ya que en el colegio podíamos escribir artículos en el diario del colegio.

El alcalde fue destituido y el Gobernador Civil también, y las tarifas de los tranvías no subieron de precio.

Y volvimos al colegio, pero el ambiente ya era otro: Clases de Formación del Espíritu Nacional, desfile los lunes y los Viernes en formación con homenaje a la Bandera. y los padres jesuitas muy atentos a lo que comentábamos en el patio .

Pasada la crisis, que duró lo suyo y con tranvías que desviaban su ruta "sin querer", se habló del Congreso Eucarístico. Se inauguro en la Diagonal la plaza Pio XII. Se puso la primera piedra de "las viviendas del Congreso" y la ordenación de más de 800 sacerdotes fue espectacular y sobrecogedora.

La Sda. Familia, fue el escenario de los autos Sacramentales de Calderón de La Barca en el portal del Nacimiento (el único construido en aquel entonces).

La religiosidad lo impregnaba todo y las visitas a Hospitales de San Juan de Dios y a los orfanatos los sábados y domingos  y a los barrios del Carmelo y otros llenos de barracas y de gente que apenas podían malvivir, impregnaban la vida de los congregantes marianos , que nos convertíamos en catequistas.

Estas actividades mucho tuvieron que ver con la vocación jesuítica posterior.

Por las calles mucho bullicio y bastante policía. Nuestro grupo de alumnos y compañeros descubrimos dos bares en la Barcelona antigua muy interesantes, uno se llamaba "La oficina", el otro no recuerdo el nombre pero tenía unas fotos de Sofía Loren y la Gina Lolobrigida que nos impresionaban. la consumición obligatoria mínima era un chato de vino. Y esto es lo que tomábamos.

Y nos pasábamos horas contemplando las fotos. Para nosotros eran despampanantes.

En la Avda. Diagonal había otro igual, pero con el chato de vino había que tomar algo más. Una ración de olivas. Eramos cuatro o cinco compañeros, y pedíamos una ración de olivas .... para los cuatro a cinco. Tocaba a dos olivas por boca. Al final nos echaron. Y... No volvimos.

Las ramblas eran y son un lugar de paseo y de sorpresas de todo tipo hasta llegar al puerto. Las procesiones del Corpus y las conferencias cuaresmales del "Circo Price" (un salón de boxeo) eran unas de tantas sorpresas de las Ramblas. Pero había más. 

miércoles, 14 de abril de 2021

YO ESTABA ENCANTADO DE BARCELONA. SUS SECRETOS ME FASCINAN

SI. Estaba entusiasmado con Barcelona. El ir y venir de Sarriá al centro nos daba ganas de ver y descubrir las maravillas de una gran ciudad.

Pero voy a ir por pasos, de dentro hacia fuera; del piso 2º 2ª hasta la calle tuve ya muchas cosas que aprender.

La escalera, amplia, y suave guardaba en cada puerta secretos que a veces salían al descubierto a través del patio interior. En frente en el 2º1ª vivía un señor, muy educado y muy atento. Su esposa, había viajado mucho por el barrio gótico y el barrio chino. En casa decían que fuéramos con cuidado. 

Un día recuerdo, muy bien, después de varias casualidades de verla  con su puerta medio abierta  , me la "encontré", en plan trabajo del Molino, y me invitaba a pasar, pero en silencio.

No pasé. Mis piernas temblaban, no acertaba a entrar en mi casa. Lo expliqué a mis padres, y no sé que pasó, pero nunca más volvió a aparecer . Su marido, sufrió más  tarde un tumor cerebral, y me impresionaba mucho. Tenía la frente como si se la hubieran ahuecado de un puñetazo. Quedo medio paralítico y apenas podía hablar.

Debajo la Sra. Gasol. Ella y su marido regentaban una sombrerería en la calle Pelayo. No tenían hijos. Iban de casa a la tienda y de la tienda a casa, y "buenas tardes", "buenos días".

En frente vivía una señora muy gorda. Por el patio interior se echaban insultos con la de  enfrente mi casa. El que yo más recuerdo fue.: ¡TU CALLA QUE QUERÍAS TRABAJAR EN EL  MOLINO, Y SOLO TE ACEPTARON PARA  GUARDARROPA. ! Y así o parecido casi cada día.
En la entrada el portero de la casa, se había montado un chiringuito para reparar zapatos... y apenas le quedaba tiempo para atender a los vecinos... que para esto estaba. Su vivienda se las arregló para vivir en el 4º piso, que no era vivienda para los vecinos se lo dejaron. 
Encima vivían un matrimonio joven (él médico traumatólogo en San Pablo, creo) , con su madre. Para el Congreso Eucarístico les instalé luces en el balcón , igual que lo hice en casa.

 El año 1952 se celebró el XXXV Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona, ; el gobierno hizo correr la noticia de que vendría el Papa.... No vino y en su lugar delegó en el Nuncio.
Fue impresionante. Mucha gente, mucha policía, muchos coches, muchos curas y monjas que se alojaban en familias "bien" de  la ciudad. 
Yo era Congregante Mariano y nos dieron un carnet de celador de orden. El acto que más me gustó fue la solemne ordenación de centenares de sacerdotes en el Estadio Municipal de Montjuic . Fue impresionante. Todo el campo cubierto con túnicas y albas de ordenandos, echados sobre el césped del estadio.
Estaba de Obispo de Barcelona el Dr. Gregorio Modrego. Después del Congreso, fue elevado a arzobispo a título personal por el papa Pio XII.

A partir de esta celebración, Barcelona cogió empuje. Se veía gentes de todas partes. y daba gusto descubrir rincones, que no lo eran, pero para nosotros sí. 
La plaza Real, El barrio Gótico, el barrio chino, Las Ramblas, El paseo de Gracia, La Diagonal, "els jardinets de Gràcia", el puerto, Y tiendas que se abrían, que después vimos que eran internacionales, y por supuesto la Avenida  la Luz, con tiendas, cines, y "neules", barquillos.

Era un vivir y disfrutar con los amigos de todo.  Y también tener miedo con las huelgas y la policía  en  los tranvías. Tenía entonces 15 años.-

viernes, 9 de abril de 2021

¡ BARCELONA ENAMORA!

 

Yo disfrutaba en Barcelona. Era libre, tenía amigos , nos encontrábamos para pasear. Muchas veces salíamos del colegio por la tarde, y bajábamos a pie hasta la calle Pelayo-Balmes. Era un disfrute y un goce de la libertad.

Dos tropiezos  tuve en esta etapa, que echando la vista atrás era generosa con nosotros, esplendorosa en sus atardeceres, y larga en sus noches oscuras y con  poca luz en sus calles ruidosas por los tranvías y las bocinas de los coches y taxis, siempre amarillos y yo los recuerdo con sus depósitos de gasógeno, con mucha humareda, eran las consecuencias de la post-guerra y de la carencia de mucho de lo esencial.

Pero la vida, nuestra vida seguía.

Un día, al regresar por la tarde al colegio, vino el P. Asensio, con cara muy seria. Nos hizo sentar y nos dijo:

Tengo una mala noticia para todos Vdes. Era por la tarde a las 3.30.    Acaba de morir vuestro compañero de clase, (imposible recordar el nombre), Se ha caído por el hueco de la escalera (seis pisos ) más el terrado, se ha roto la claraboya, y se ha estrellado junto a la entrada de la calle. Fue un impacto terrible. Su silla y mesa estaba vacía. Al cabo de dos días cambiamos la disposición de las mesas, los sitios donde nos sentábamos, y poco a poco fuimos olvidando.

El otro fue más personal, duró varios días, dentro del tranvía.

Me gustaba ponerme,cuando ya no iba con mi hermano, en la plataforma posterior para mirar la calle, las casas, la dente, los amigos que bajaban todos antyes que yo; sencillamente mirar, ver y observar.

No observé, hasta al cabo de unos días que un señor joven se ponía siempre junto a mi, cuando quedaba solo; poco a poco me arriconaba, en la esquina, yo me sentía miedoso y temeroso sin saber a ciencia cierta por qué.

Probé todo, bajar antes, él me seguía. Ir delante junto al conductor, él me seguía.Lo dije al revisor, y no le dio importancia Y así durante muchos días. A veces dejaba pasar un tranvía simulaba que subía, y él estaba ya detrás mío.

El balcón del comedor daba a la calle. El de mis padres y después mis hermanas también. Sólo llegar arriba miraba y allí estaba junto a la pared de la casa "BELLA AURORA", esperando que yo bajara.

Un día no quise ir al colegio - "me econtraba mal"-, al día siguiente se repitió lo mismo, al final no pude más y se lo conté a papá. 

Me hizo caso enseguida, y  durante muchos días me acompañaba para que fuera con el tren de Sarriá, y él vigilaba.

El señor joven desapareció durante mucho tiempo. Pero pasados unos meses volvió. Entonces mi padre me acompañó en coche al colegio, habló con el Director, creo que el P. Bona, éste con el P. Espiritual, el P. Lucia, , y estos a su vez conmigo. Y la historia acabó aquí.

Pero descubrimos mis amigos y yo otra gamberradita de estudiante. Era inocente. Descubrimos que podíamos pasar sin pagar hasta el final del trayecto del tren en Sarriá. Nos poníamos en fila india, al pasar el control de salida los de delante decíamos, el último tiene los billetes, comprados por cuatro. Llegaba el último y decía : yo tengo mi billete, estos no van conmigo. Lo pudimos hacer varios días, pero al final había ya un revisor que al bajar del vagón pedía el billete a cada uno,... y se acabó el truco, por lo menos éste. Quedaban otros recursos: lo he perdido, no tengo más dinero, pasar a cuclillas, armar un poquito de alboroto... 

De todas maneras con la edad sentamos la cabeza y los pies , y nos volvimos formalitos.

Ya empezamos a estudiar inglés y francés en el colegio. Y las visitas de los barcos de guerra americanos, algún francés , eran una excusa formidable. Ya veréis. También llegó el SEMIRAMIS", y ¡viva el régimen.! Esto es lo que decían las emisoras de radio y los periódicos. Por cierto todos decían lo mismo pero teníamos la libertad de leerlos o no y de comprarlos o no. ¡Algo es algo!


jueves, 8 de abril de 2021

DESDE BALMES 10 A TODA ESPAÑA SIN CRUZAR UNA CALLE

 Mi padre estaba feliz de haber  conseguido vivir de alquiler en este piso y lugar. 

Era verdad, que sin cruzar ninguna calle,conseguía llegar a los subterráneos del tren de Sarriá , Terrassa, Sabadell y Renfe a toda España, además del metro de Barcelona. Y además la Avenida de la Luz, que discurría por debajo la calle Pelayo hasta las Ramblas.

Y cruzando  una calle , La Universidad Central de Barcelona, donde pasé la prueba del curso Pre-Universitario.

A 10 minutos el Mercado de la Boquería en las Ramblas, y ya paseando, La Catedral, el Barrio Gótico,, etc.etc. Y por supuesto la plaza Cataluña

Ayer comentaba que el traslado a Barcelona supuso muchos cambios para nosotros.

El primero, aunque soy incapaz de recordar  dónde fue, me refería al nacimiento de mi hermana María Asunción, después de 10 años de ser el pequeño de la casa. No lo acabé de entender... había tanta distancia y tantos condicionamientos, y tantos mimos (por lo menos yo así lo veía), que se me hizo difícil de aceptar y digerir. Después, más tarde, sí. 

Lo peor es que cinco años más tarde , vino otra hermanita,, Pilar.  Creo recordar que fue ya en la calle Balmes, -bueno en el piso 2º 2ª del nº 10.

Mi hermano tenía ya 17 años, a punto de cumplir 18, Yo 15, a punto de los 16. Eran distancias en el tiempo tan largas, que era difícil de digerir. A Jorge , unos compañeros de la Universidad le hacían broma si  la pequeña, Pilar , era hija suya.

Para ir al colegio   los dos cogíamos el tranvía 64 en la Ronda Universidad. Y este fue el  primer entrenamiento de la picaresca de la adolescencia: pasar sin pagar, bajar del estribo y volver a subir, sin billete, o lavarlos con lejía para quitar la marca de tinta del revisor y así poder usarlos varias veces,-con el Vº.Bº del mismo revisor- y a escondidas de los padres. Con las monedas  ahorradas comprábamos, cigarrillos sueltos, o petardos para las gamberradas en el colegio. 

El tranvía 64 atravesaba toda Barcelona; Desde Pedralbes, Sarriá, Bonanova, c. Muntaner , Las Ramblas hasta el puerto y vuelta a subir. Era nuestro tranvía. El del colegio de los jesuitas de Sarriá. Iba de puerta a puerta, y en cada parada los compañeros iban bajando. Yo era el que vivía más lejos. Más tarde creo que acortaron el trayecto hasta la plaza Cataluña.

Tonterías ... las justas entre todos: quitar el trole y dejarlo sin electricidad y teniendo que frenar con una rueda de mano. Gritar al subir en invierno, a tope, con olores múltiples y gritar:¡Cuidado que llevamos aceite!, y así poder pasar hacia adentro... sin pagar. Y pocas más.

El nº 66 era el tranvía "familiar". Salía de la calle de  la Creu, justo al lado de Duquesa de Orleans. Era muy antiguo, Los asientos eran uno por lado a lo largo de todo el tranvía. Los domingos teníamos sitio "reservado" por familias, y no dejábamos que se pusiera en marcha hasta estar todos. ¡Increible! Nosotros bajábamos en Muntaner, esquina Paris, para ir a casa los abuelos de Barcelona y la tieta Pilar y el tiet Jesús.

Una vez ya en Balmes, nunca más usamos este tranvía. Y cuando mi hermano empezó la Universidad,me encontré muy solo, para los viajes, para los paseos, para ir al cine del Colegio o al Cine Vergara (al lado de casa). Me llevaba 10 y 15 años con mi hermanas, y no podía ir con ellas a ninguna parte. Bueno sí: a acompañarlas al colegio de las monjas de la  plaza Universidad.

Más tarde ya fueron a otro colegio" de mas categoría". Junto a la Parroquia de ntra. Señora dels Angels , en la calle Valencia. 

Pero yo ya no estaba en casa, había entrado al Noviciado de los jesuitas en Roquetas, frente a Tortosa, al otro lado del Ebro. En contacto con la naturaleza viva, junto al observatorio sismográfico, pero lejos ya de toda la familia.
¿Creéis que con estas distancias de edad, se podía hacer mas tarde, una relación "normal" de hermanos? No era sólo la edad, era que yo me había separado de la familia, y en aquellas épocas las visitas eran muy contadas, y por poco rato, aunque siempre el maestro de novicios invitaba a comer  a las visitas con sus hijos. Pero éramos tan lejanos, y estábamos tan separados, que las relaciones de familia sólo  se empezaron a "normalizar" al estudiar  filosofía en San Cugat.

Con todo el vivir en Barcelona era mucho más que lo que he contado, para mí fue despertar, hacerme adolescente, descubrir calles, luces, personas, tiendas, ruidos, ... ya os contaré, si no me distraigo al dejar correr la memoria por la punta de los dedos sobre el teclado.


miércoles, 7 de abril de 2021

Y CAMBIAMOS DE ESCENARIO YA EN EL CENTRO DE BARCELONA

 Ir a los jesuitas de Sarriá era un reto para los alumnos y un orgullo para los padres. Incluso entre los padres  jesuitas de San Ignacio y los de Caspe (el otro colegio en el centro de la ciudad) había una sana rivalidad. Esto de rebote nos exigía más a los alumnos, que teníamos la suerte de tener un colegio tan bueno, tan grande, con tantos patios, con tantos profesores y con tanto frío en invierno que hasta que no se nos caían los lápices y bolígrafos de los dedos, no ponían la calefacción.

Pero todos contentos y felices.

Me olvidaba del profesor José María Vigo Trunas, que apodábamos el metro cúbico. Ya se entiende por que. Conseguimos ponerle un sillón  que tenía una pata delantera un poco más corta, y como no llegaba con los pies al suelo, al inclinarse hacia adelante, la pata corta cedió, le desequilibró, y rodó literalmente por la tarima. El suelo le frenó. No se hizo daño, ni lo comentó con nadie; Nos regañó, no nos castigó, y nos pidió que no lo hiciéramos mas. Y no lo hicimos. Era muy buen persona, reconozco que no se merecía esta broma con mala pata.

Sin embargo: ¡ San Ignacio de Sarriá  era el mejor colegio de Barcelona!

De la calle Duquesa de Orleans hicimos un salto para ir a vivir al centro de Barcelona. Mi padre ya tenía coche (un ford T) Y podía ir a la Escuela Industrial en la calle Urgel, con él.

Fuimos a vivir a la calle Balmes nº 10, 3º 2ª . Un piso grande, aún existe, aunque no tenía ascensor. Mi padre pudo colocar el piano de cola (lo tocaba muy bien) en el salón y para fiestas especiales daba pequeños"conciertos " para la familia. Era un amante de la música, al igual que su hermana la tieta Pilar, que tocaba el violoncelo y llegó a formar en los años 50 una orquesta femenina de nombre Isabel Lacalle(creo recordar).  

Justo antes de la guerra civil  salió con un grupo de chicas, solo chicas, y tocó en París y en Bruselas. Tuvo que esperar el fin de la guerra  para poder regresar a España, y fue directamente  a Galicia donde estaba su marido. Concretamente  a la freguesía de Cea, en el consello de Vigo, según cree mi memoria y mi ortografía.

El se llamaba Jesús Sevillano, un hombre "recto" honesto,Jefe de correos en la Rda. Universidad, a cinco minutos del domicilio de mis padres, corpulento y muy amable conmigo. La tieta también y cuando conoció a Linda, la trató siempre con exquisita delicadeza y mucho cariño, y lo digo ya que lo manifestó más de una vez delante de mi madre y mis hermanas en diversas ocasiones y situaciones. (DEP). Cuando entré al Noviciado, ella , antes de irme, me llamó a su casa. Fui y me dijeron los dos: si un día te das cuenta de que te has equivocado, en casa siempre tendrás comida y una habitación, si tus padres no aceptasen tu error.

 Y ya  por acabar- "esta pequeña digresión", el tiet Jaume era médico, al igual que su esposa, y tocaba, si mal no recuerdo, el saxo. Como médico para mí era el mejor. Sólo verlo  ya me curaba, y así me salvó de una apendicitis aguda a los 16 años. 

Ir a vivir al centro supuso muchos cambios tanto familiares como de comportamiento.

Estábamos en el centro, centro, de Barcelona. Y/ el día a día no tenía nada que ver con Caldas, ni con Sarriá. Yo me enamoré de Barcelona. Me sentía libre en la ciudad.

Mañana, si Dios quiere os cuento.

lunes, 5 de abril de 2021

LAS GAMBERRADAS EN UN COLEGIO DE PAGO

Ya os conté que había estado interno dos años. 

Después ya en Sarriá  íbamos juntos a pie al colegio. Yo presumía de hermano mayor de serlo y enseñarme los pasillos laaaargoooos y aaaaltoooos , y las puertas de las clases con una mirilla y también muy altas.

Vayamos a lo que interesa:

El padre Caballería (era su nombre de verdad) tenía rapé en una cajita de la mesa del profesor.

Estuvimos mucho tiempo planeándolo, y lo conseguimos. Cogimos su cajita de rapé , y nos escondimos en los lavabos, sacando mina de lápiz con unas maquinillas, y se lo mezclamos con el rapé.

Buscó su cajita,  no la encontró, sacó otra del bolsillo, y ya se puso tranquilo. Al día siguiente le pusimos la anterior en el cajón, y nos dice:¡Qué tonto he sido, no encontraba el rapé y ahora tengo dos cajas!.

Puso los dedos pulgar e índice en la "preparada", y poco a poco su cara parecía un mapa mundi en negro. Tanta juerga y gritos hicimos, que apareció el P. Asensio, abre la puerta, y dice:¿Qué pasa? Se mira al padre Caballería y se puso a reir. Y sin castigos .

Una vez pusimos bombas fétidas, entre clase y clase debajo de la mesa del profe. Era  verano, las ventanas estaban abiertas, pero el olor a podrido salía de debajo de la tarima y mesa del profesor.

Fue más listo que nosotros. ¡Tengo frío!, me  duele la cabeza, por favor cierren todas las ventanas. Tenemos calor, sí, pero yo no me encuentro bien. ¡Cierren!. Cerramos, la peste era insoportable; se levantó, bajó de la tarima,  salió fuera y cerró la puerta.  Ya vuelvo enseguida. Se quedó mirando por la mirilla, entró de nuevo, y dice: ¡Huele mal!  ¿abrimos las ventanas? ...¡ Esperemos un poco que pase el mal olor!

La clase de  física la teníamos en el sótano del colegio. Estaba cerca el final de curso. Entre todos, liderados por el trío de los buenos (yo entre ellos) compramos petardos que al pisarlos explotaban, y otros al lanzarlos al suelo petaban y otros que llamábamos corre-camas (corre piernas). Sembramos el sótano, , unos 30 metros de largo, y esperamos al profesor, los petardos le delataban, y detrás de él, resonando de nuevo los petardos, el P.Prefecto de Disciplina (el P. Asensio). Nos miró a todos, y soltó: señor Pérez, Sr. Llibre y sr. (no recuerdo su nombre)!!! El domingo de ocho a ocho en el colegio, y esta vez sin cine.

El de francés (un ex-legionario francés), se puso tan nervioso con los ruidos, las risas y los papeles mojados contra la pizarra, que no tuvo más ocurrencia, que coger a  uno de nosotros, y sacarlo por la ventana ¡Si no se callan lo dejo caer!. Gritamos, golpeamos sillas y mesas y esta vez el profesor fue despedido del colegio. 

Pero la peor fue estrictamente personal: una pelea a la salida con el conserje, junto a las escalinatas de la entrada. Me estiró la camisa, yo le di empujones, cayó, se formó el "coro de los ángeles" ánimo José María". Por la tarde fuimos llamados al orden. Yo no dije nada en casa ni el colegio tampoco. Tardé un año en contarlo a mis padres.

Al final de curso, decidimos disolver las bandas que habíamos hecho para jugar y defendernos . Fuimos a la calle Anglí, junto al cole en un barranco y allí firmamos la paz. El tren de Terrassa y Sabadell pasaba a menos de un metro(!¡). Los capitanes bajábamos los últimos. Y una maldita raíz se interpuso en  mi zapato, y caí unos 5 o seis metros rodando. Me abrí la rodilla. Había una fuente, la limpiamos y fuimos hasta el dispensario de la plaza de Sarriá. Me curó. Y ¿dónde dices que te has hecho esto?, mientras me ponía tres grapas en la rodilla, después de limpiarla cuidadosamente. No me creyó la historia. Los compañeros, Blanc Xiró entre ellos, estaba blanco. Me acompañó a casa y al abrir la puerta, mi madre se paralizó. Tenía la pierna vendada. ¿Estás mareado ?... Mira  a Blanc, y le dice toma, que tu estás más blanco. Un vasito de agua del Carmen te irá bien. A mi no me dio nada. Bueno sí un vaso de agua.

También en clase de música hicimos la gamberrada de coger pegamento"ymedio" con los dedos, y tirar hilos de pegamento que se posaban pausadamente encima de las cuerdas del piano de cola, que cada vez sonaba menos afinado. Eramos 30 a la vez tirando de pegamento sobre el piano,

Me acuerdo de alguna más pero son más breves. 



viernes, 2 de abril de 2021

LA CALLE DUQUESA DE ORLEANS 14, 1º

La casa y la calle todavía existen- Fue nuestro primer domicilio en Barcelona (Sarrià) cerca del cole los jesuitas, San Ignacio.

Todavía está la misma ventana, a la que nos asomábamos mi hermano y yo. Qué diferencia de vivir en La Escuela de Agricultura de Caldas. El espacio era pequeño. Apenas había un pasillo corto, muy corto. Y de jardín o terrazas, nada de nada.

Pero la zona era "muy buena y muy chic". Poco a poco pudimos bajar a la calle a jugar, a frontón con una pelota  atada a una goma. Apenas había coches que circularan por allí.

A mi madre, que siempre fue más de aparentar, el piso se le caía encima, mi padre , mucho más práctico y acomodaticio a las circunstancias, le parecía bien, mientras no encontremos otra casa.

Recuerdos vivenciales:

-Ponernos a la ventana, y coger cigarrillos Lucir rubios y fumarlos echando las colillas a la calle. Les vimos llegar y corriendo abrimos la ventana del comedor, escondimos el paquete de cigarrillos y... nos pillaron.

Mi madre me hizo ir a confesar a la parroquia. El cura me dijo que estaba mal lo que había hecho, pero no era ningún pecado. ¡Menos mal!

Había un terrado en la azotea. Allí instalamos un " teléfono", con envases de plástico de yogures y una cuerdecita muy fina, con un amigo del colegio. Era Blanc Xiró, si mal no recuerdo era José Luis. Tenía un hermano jesuita.
Al colegio íbamos a pie, Solamente había que ir con cuidado con el tranvía que pasaba por el paseo Bonanova, era el nº 64. Éste más tarde fue nuestro tranvía habitual, al cambiar de domicilio.
Y la tentación (doble tentación) era el intercambio de bocadillos entre los compañeros, y la  peor era la permuta de bocadillos por caramelos o chicles, con un hombre que nos los ofrecía. El hombre prosperó, de la cesta, pasó a un carrito, y del carrito a un artilugio con helados y polos, siempre con permuta.- También tenía cacahuetes y chufas . Y el negocio prosperó tanto que, nuestros padres sospecharon , pues al llegar a casa al mediodía , teníamos mucha hambre.
Se descubrió el "pasteleo", y el hombre desapareció de la esquina. No lo vimos más.
La otra tentación, era el colegio de monjas, para niñas ; Ya mayorcitos hacia el final del bachillerato, Entrar dentro, a escondidas, y poner una piedra en la puerta para que no se cerrara automáticamente, y espiábamos a las niñas.
Se acabó en seco por culpa del profesor de matemáticas (excelente profesor) . Nos dio una arenga sobre la dignidad, el respeto,  las niñas y los niños, y que si se repetían esos actos , el colegio nos castigaría.
¡Repetimos!
¡Nos castigaron a "los mejores de la clase" con un domingo de 8.00 a 20.00, en el colegio, con desayuno, y comida, y al final nos dejaron entrar al cine, sin pagar.!
Esto último fue gracias al Padre Asensio sj. prefecto de disciplina. Le llamábamos el padre "diplomático", ya que tenía un pulmón menos, extirpado, y se quedó  CON SU LADO EN BAJADA. 

Gamberradas del colegio podría contar muchas, y en  muchas de ellas era yo el protagonista. 

Las dejo para la próxima entrega.