Falta ya muy poco para que Linda llegue al aeropuerto de Lima . Tiene su llegada anunciada para las 13.00.
He arreglado la habitación , le he puesto encima la mesa el brazalete de plata, los anillos iremos a comprarlos juntos y he preparado en mi radio -casete la canción que le gusta .
Tengo mucho miedo que no llegue a tiempo, pero mi amigo brasileño, que trabaja en el mismo departamento que yo, no me fallará. Estamos en pleno verano con una temperatura primaveral.
Llaman a la puerta , tiene el coche en la calle esperando que salga para irnos juntos, el me lleva en su "escarabajo". No acierto a decirle ni buenos días.
-José María, dentro de un cuarto de hora estamos en la terminal "JORGE CHAVEZ", y podrás abrazarla.
¡Allí está. Más guapa que cuando nos despedimos en París! Ha adelgazado mucho, ella todavía no me ve. Estamos un poco lejos. Al bajar a la pista le grito:¡LINDAAA! y ella me ve enseguida.. Los trámites son largos.Las relaciones diplomáticas con Francia no pasan por su mejor momento y Linda traía unos polvos "blancos" acompañados de un documento médico (en francés) que los tenía que tomar dos veces al día para la llaga en el estómago.
Y tardan en dilucidar. Después su nombre; se llama Lima?, ¡Está en Lima! pero cómo se llama?: LIMA. ! Al fin se aclaran, la dejan pasar y ¡ conseguimos abrazarnos y besarnos!
Mi compañero, brasileño, le dice¡ Qué guapa eres! No me extraña que José María se haya enamorado de ti. (todo esto en brasileño,que Linda habla perfectamente).
., Le da un abrazo, y nos vamos al coche. NO quiere comer ; se encuentra muy cansada, prefiere ir a casa y descansar.
Y descansa casi 12 horas seguidas.
No tengo fotos de su llegada. No tenía cámara. Por esta razón he puesto la foto de nuestros 25 años , que celebramos tal día como hoy, del año 1999, con nuestros hijos Sylvie y Dani y en esta ocasión toda la familia de Barcelona! Hoy celebramos 47 años y estamos en casa los dos, con dos preciosos ramos de flores de nuestros dos hijos.
Si lo sé hacer, os adjunto la poesía que nos dedicaron Sylvie y Daniel, que sigue en vigor y de rigurosa actualidad. Cuando Linda la lea otra vez, estará feliz. Por esto está en un lugar privilegiado de nuestro salón.