La avenida Mariátegui, en el barrio de Miraflores fue nuestra primera morada, tan morada que nos caímos de la cama de 135cms de ancho y rompimos el somier a los pocos días de llegar. Pero el barrio es muy "chic".
Ella no llegaba a los 52 kg., midiendo 163cms. Yo también había perdido, comía lo justo para tener un poco de dinero para ser "espléndido" al llegar Linda.
Vista la delgadez mutua, y la distancia hasta el Ministerio, buscamos otra residencia, más adecuada , más cercana y con cama más ancha.
L'Alliance Francaise nos ayudó; contactó con la señora Contreras, y nos fuimos al apartamento en unos bajos de la calle Jirón Azángaro, en pleno centro de Lima, y muy cerca del Ministerio de Educación, del Mercado Central, de la calle Jirón de la Unión, en aquel entonces la más comercial de Lima Centro.
Salir de casa y cruzar la Plaza San Martín hasta el MINEDUC. no eran más de 10 minutos a pié.
Disponíamos de recibidor-saloncito-comedor (todo en uno), habitación grande, baño completo, ducha rudimentaria, cocina, y ajuar necesario-mínimo para la casa y cocina .
Me olvidaba Linda podía hacer uso de la máquina de coser SINGER a pedales, y una rudimentaria lavadora de ropa, que! lavaba.¡
Y aprendió a usarla para sus clases de corte, modelaje y confección que el Ministerio pagaba para la pareja del trabajador/a.
Tanta cercanía de casa al trabajo y el pase que le proporcionaron para entrar y salir, fue lo mejor de lo mejor. Las comidas en el despacho mejoraron mucho y eran envidiadas... y después copiadas y preparadas al estilo limeño. Linda siempre pregunta, prueba, intenta, resuelve las dudas y a comer hasta ceviche de pejerrey.
Eran en general muy comprensivos, y más con las parejas de los funcionarios adscritos, como yo a la UNESCO, como técnico en Educación.-
Los sueldos eran pagados regularmente y siempre en dólares. La vida empezaba a sonreirnos.
Fuimos a los jesuitas, cerca de la Avda. la Colmena para decir que ya no necesitábamos el dinero.
Todavía nos siguieron dando una ayuda de 200$ durante tres meses más.
Lima es una ciudad grande, muy grande. El centro de Lima, con su plaza de armas, el palacio del Presidente, , la Catedral y los edificios colindantes todos coloniales y muy bien conservados, son de admirar. Pero tiene sorpresas que para un europeo te deja perplejo:
Los taxis-colectivos, con rutas fijas y compartidos por hasta 3 o 4 usuarios que hicieran la misma ruta , pero con paradas distintas. Los microbuses, los buses y los taxis de pago.
Fue al bajar de uno de éstos en la plaza San Martín, donde me robaron la cartera, con el dinero y la documentación. La precaución de haber hecho fotocopias nos salvó .
A los tres meses Linda ya se despachaba con el castellano. Podía ir al mercado central, Y seguir con regularidad las clases de corte y confeccíon. Que suerte de la máquina de la señora Contreras, Se hizo una mini-falda, cruzada con un short, una flada plisada que por supuesto se ponía, un pantalón entallado y una blusa , que no llegó a terminar por la situación política -social. que se iba adueñando del país.
En casa era rara la semana que no venían compañeros míos jesuitas y ya no jesuitas. La policía se inquietaba y nos hizo varias visitas ante tanto trasiego de personas en casa. Pero sin más consecuencias aunque la sombra del General Pinochet en Chile y la jefatura del Gral. Velasco Alvarado y del coronel Morales Bermúdez en Educación, se hacían cada vez más asfixiantes y poco a poco tensas.
Pero el trabajo de nuestro departamento era muy bien visto ". La llamábamos a lo que imprimíamos METODO DE AUTOEDUCACION E INTERAPRENDIZAJE. pensado particularmente para las zonas rurales y barrios marginales. Pero en casa la sra. Contreras le explicaba como tenía que vivir en Lima, para ser una "señora" . Y a Linda no le gustó, y esto no sentó bien a la sra. Contreras. Quizás Sherlo Holmes hubiera descubierto lo que había mucho antes que nosotros.