martes, 22 de septiembre de 2020

UN EMBAJADOR FRANCÉS PREOCUPADO POR LINDA

Después de la Kermesse y de dormir "la mona" , Linda se puso como todos los días atrabajar de secretaria del Colegio.

Al poco rato recibo un llamado telefónico del Presidente de la "FUNDACION " para recriminarme por el éxito de la Kermesse, ya que daba más entusiasmo entre alumnos y padres.

Resumiendo el colegio era una mera tapadera para cubrir  sus actuaciones económicas  en Quito- centro.

Se manejaban muchos pesos ecuatorianos, que deberían ser reinvertidos en el colegio. Y no se hacía, convocada un reunión del pleno de la Junta Directiva, en la que tenía derecho a veto a unos ciertos tejemanejes, Linda se dió cuenta de que me harían la vida imposible, hasta que decidiéramos marcharnos del colegio y del país.

EL embajador francés nos lo aconsejó en varias ocasiones; el Vicario Gral  y el Arzobispo de Quito también  nos recomendaban y ayudaban para que sin mover mucho ruido lo hiciéramos. Es más le dice a Linda que debemos irnos en el plazo d una semana o máximo quince días, el presidente del AMPA, me entrega una "boleta de contracaptura" porque sabe que la Fundación quiere detenerme con una boleta de captura. Y así estuvimos más de un mes con la tensión a flor de piel. 

El embajador de Francia nos ofreció su casa, y dice :"esta situación no es rara ni extraordinaria para los que van de buena ´fe y trabajan como se pactó". Yo les ayudaré. No se preocupen.

Como a Linda no le  daban la residencia, tuvimos a disposición el coche diplomático francés para poder salir del país, no sin antes cobrar una indemnización, el salario completo, la ayuda inestimable de Clemente Argüello, presidente del AMPA y del Vicario Gral. que bendijo nuestra unión (la de Linda y yo )  después de explicarle los avatares de Linda en Francia  , y los míos en Bolivia y como nos conocimos en París.

Monseñor Jácome (vicario GRal) y Monseñor Romero (Rector del colegio) , nos dieron todas sus bendiciones y fueron los que facilitaron nuestra salida precipitada de Quito. 

Hubo manifestaciones contra nuestra salida de los padres, de los profesores (excepto dos) y de los alumnos; el colegio había cambiado: un pequeño laboratorio, una nave rehabilitada para formación técnica, unos archivos, ficheros, biblioteca y una sala para que los niños tuvieran desayuno, sobretodo un buen vaso de leche y reparto de ropa de cáritas. Todo esto último a cargo de Linda. Las madres la querían con locura y le consultaban en privado de todo.

El ambiente del colegio cambió radicalmente. Un cura que era profesor de religión y de Lengua Castellana  celebraba una vez a la semana una eucaristía en una sala que habilitamos para multiusos y un padre de familia pinto  y decoró.

Pero las cosas "nuestras "! no se arreglaban¡. En medio de una asamblea de padres entra una persona y grita "la  casa del Director está ardiendo".El presidente del AMPA nos dice : ustedes dos no salgan, esto es mentira! Salió, lo iban a detener y el se identifica y se van . La casa ni ardía ni había nadie en ella. Y a partir de ahí íbamos siempre con la "boleta de contracaptura", que nos facilitaba el presidente del Ampa.

La residencia a Linda no se la dieron  porque no accedió a los intentos del Subsecretario de AA.EE. mientras yo - ingenuo- iba a buscar un sello del estado . Ahí fue ya la definitiva. Llamé al Vic. , Mons. Jácome y le comunique nuestra decisión de irnos los dos juntos pero con una indemnición. Con el dinero en el bolsillo (5.000 dólares, en billetes pequeños)  . El embajador puso la camioneta de la embajada, con chofer y la orden al conductor de no dejarnos bajar ni al pasar la frontera con Colombia  por Ipiales. Fue el chofer quien enseñó los pasaportes sin bajar y después de más de media hora dejaron pasar el coche sin molestarnos.

Estábamos en Colombia en Ipiales, alojados en una residencia de religiosas que cuidaban el santuario de la Virgen de las Lajas que me recuerda bastante a Covadonga. Pero en vez de estar en lo alto, está en un valle frondoso. La Virgen está pintada y esculpida en la roca del altar mayor , que hace de pared  del ábside.  La guardamos en casa. Ciertamente nos protegió.

Y nos permitió iniciar la nueva aventura: EL VIAJE DE REGRESO A ESPAÑA

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