sábado, 26 de septiembre de 2020

OLVIDOS IMPERDONABLES EN ECUADOR

QUITO ES UNA CIUDAD COSMOPOLITA Y MUY BELLA. HAY QUE DECIRLO. Y el tiempo que estuvimos lo disfrutamos de lo lindo haciendo nuestras travesuras de enamorados.

 Comidas típicas quiteñas en restaurantes "ad hoc", siempre acompañados.

Recuerdo nuestras excursión a "aguas Calientes" donde nos bañamos en una charca  de agua caliente, procedente del Pichincha hasta el que nos escapamos un día con la excusa de dar una conferencia a los padres, y unas orientaciones sobre alimentación de los más pequeños por parte de Linda

Excursiones a la "mitad del Mundo", en la línea del Ecuador.

Visita al museo de  las cabezas reducidas de Cotocollao.

La travesura de "robar "250gr. de jamón serrano de jabugo en el supermercado" la favorita " especialmente diseñado para extranjeros. Pero para nosotros era carísimo.

Nos salía más a cuenta comprar en el mercado central de Quito, muy bien surtido , especialmente en marisco y pescado. Y en las tiendas "colmados" de Cotocollao, donde la carnicería tenía la ternera abierta en canal colgando de la pared y te ofrecía la posibilidad de escoger la parte del animal que más te gustaba. El precio siempre era el mismo 14 sucres el kg. 

Eso sí al llegar a casa limpiarla y ponerla en la nevera que ya habíamos comprado. 

Linda era increíblemente experta en las partes de la ternera y para qué eran mejores, aunque le costaba mucho tener que limpiarla, y yo era y sigo siendo un desastre.

Invitaciones a casas de padres de familia y muy especialmente  a la de la familia Argüello. relojero de  profesión. Y de familia encantadora. Su mujer dedicada a la familia (5 hijos) y siempre con tiempo para acompañarnos.

En el colegio a la hora de descanso arreglamos con la sra. que cuidaba y limpiaba que preparase unos chicharrones  y el director del colegio"DEL HIERRO PORTILLA" ofrecía un "guisqui"  que estaba incluido en los gastos de "atenciones" que pagaba la Fundación. ¡ No estaba tan mal!

Los taxis al centro también estaban a cargo de la Fundación, ya que me insistieron en no coger los"guaguas" para ir al centro. Y así lo hicimos.

La verdad es que vivíamos a cuerpo de rey, ahorrábamos mucho, conocimos unos catalanes panaderos de oficio  que también habían salido de Chile y tenían la intención de regresar. De hecho se establecieron más tarde en una panadería frente al mercado de Sarriá, y allí nos encontramos. Era la familia FRECHIN.

Lástima  el Pincochet de Chile y el veto mío en la Fundación MENA-DEL HIERRO PORTILLA, ; económicamente no nos podíamos quejar,  hasta Linda daba clases en el parvulario francés de Quito.

De ahí nuestra relación con el embajador francés. Qué persona más servicial, atenta, generosa y buen consejero.

Me he desviado de la línea que me había trazado, pero una cosa trae la otra.

La próxima entrada será el Trayecto IPIALES - CARTAGENA DE INDIAS.


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