viernes, 4 de septiembre de 2020

VIVIENDO LA ALEGRÍA DE VIVIR TRABAJANDO

 Cada 20 de setiembre, como para  cualquier  aniversario de mis hermanas y hermanos , mi madre nos daba algo especial para comer; en Portugal solía ser  un huevo duro, o una sardina entera, y una patata, , como cosa extra. El pan y la leche no solían faltar nunca, algunas veces el bacalao.

Y éramos felices y reíamos y jugábamos, ¿por qué no?

El 20 de setiembre de 1959 fue algo distinto, porque comida, en Francia ya no nos faltaba, du fromage, du beurre, du pain, du lait a volontée,de la viande de boeuf, même de croissants, hasta sardinas saladas,  y  huevos.  des saucisses d'estrasbourg, .. .

Pasó que tenía que ir a la escuela, desde el 15, y mis padres decidieron que tenía que trabajar para aportar algo de dinero a la caja familiar. como iban a hacer los que eran mayores que yo , 4 , todos chicas. Y así fue. El 10 de octubre de 1959  con 15 años recién cumplidos, empecé mi andadura laboral sin parar nunca (no había paro después de la guerra mundial), y poco a poco me fui espabilando en el francés, en mis derechos y mis deberes, y en vivir una vida muy distinta, y aunque separada de la familia toda la semana, me llenaba de experiencias y vivencias...

Portugal estaba ya muy lejos. Allá los ciudadanos tenían miedo de la policía, había que ir a colonias de Mozambique y Angola y las mujeres se quedaban solas con los hijos. Por esta razón había tanta emigración clandestina "a salto de mata" 

En Francia la policía siempre pasaba por nuestra casa, nos explicaba qué hacer y cómo pedir, ofrecían su protección. Les gendarmes siempre estaban para cualquier necesidad. 

Y mi  madre les ofrecía un café caliente hecho con malta, pero era caliente y en St. Nabord y en Troyes en invierno hace mucho frío.

Mi madre descubrió los puerros, las endivias, la crema vichisoise, hacer flanes y de"ris au lait". Cuanto trabajo bien hecho de las asistentas sociales, de los médicos rurales , de las maestras, de los vecinos, cuánta ayuda recibimos, y cuando llegó el momento de una necesidad urgente, siempre había alguien a nuestro lado. NO teníamos teléfono pero la vecina nos llamaba,  el cartero nos traía las cartas, claro ,los documentos a firmar para la seguridad social, y si no podía ,le maire estaba al quite, y al año teníamos teléfono  pero nos faltaba el  francés.

Y así nos dimos cuenta de la importancia de hablar, leer y escribir (¡qué difícil ), que raro  y que lío de acentos,diptongos, dígrafos  y las RRRRRR, guturales, las "en" que se pronuncia ni en ni an.

A mi la curiosidad y mi frenillo en la lengua y las ganas de salir adelante y dejar la miseria atrás y no sólo sobrevivir, sino VIVIR libre, me lo hicieron todo más fácil.

Y la gente (y los jóvenes) que nos animaban. En un pueblo de unos 200 habitantes, si llegaban, aparecieron 10 chicas y un chiquillo. Esto era fiesta y alegría los domingos después de misa y también los sábados por la tarde. Era entonces cuando regresábamos al redil   familiar.

Empezaba a ser una nueva vida, llena de futuros y de esperanzas. Y se fue realizando, poquito a poco.

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