lunes, 7 de septiembre de 2020

HOY SÍ PUEDO, PERO ME FALTARÁ TIEMPO

 El calor humano, el sentirnos arropados mis hijos, nietos y mi yerno y mi nuera, y yo mismo por una comunidad de fe, esperanza y estima, es algo que es indescriptible y yo mismo me parece que estoy despertando de un sueño, que no podía ser realidad. Y lo fue,

Linda estaba presente, sus cantos,  tan queridos , AVE MARÍA... , SI YO NO TENGO AMOR, Y  muy especialmente TU HAS VENIDO A LA ORILLA, la había cantado tantas veces y con tanta ilusión, que parecía que estaba ahí sentada entre nosotros, y mirándome, mirándonos, y sonriendo "ha dicho nuestro nombre", y dejó en la playa su barca, sin oro ni espadas, tan solo cargada de amor, de entrega tanto amor, tanta y cariño, y también tan to perdón, que su aliento, y su vida estaba realmente entre nosotros.

De repente desapareció, se calló, yo la veía sentada, pero su iglesia de Vista Alegre, y mucha gente la buscaba... yo les di un recordatorio, mis hijos también. El cura la recordó, Javier con su guitarra, como hace más de  de 35 años  hizo lo imposible, y los fieles amigos y algunos desconocidos para mí y otros no recordados, nos acompañaron mucho mucho rato. Y cantamos  alto y fuerte. Y  la Sra. ILUDI, me abrazó, lloró, su hijo había muerto hacía dos años, pero me entregó una foto de la primera reunión que tuvimos hace ya 30 años para hablar de la construcción del nuevo templo, pues donde estábamos , los bajos de la escuela  se había hecho muy pequeña. Gracias

Mis compañeros de antaño Victor Villasante , su esposa y Luis Bach, también estaban y nos reconfortaron.

Linda estaba feliz, al fin y al cabo tanto Víctor como Luis fueron durante muchos años "los tíos", que en mi tierra en la práctica no tuvieron mis hijos.

Y a LINDA  la consideraban como una hermana. Y Victor muy especialmente lo sabe.  No solamente haber sido jesuitas une, también el respeto, el apoyo, las bromas, las historietas y el tiempo. Es increíble he descubierto que el paso del tiempo aumenta la proximidad, acrecienta los recuerdos, engrandece la amistad.

La distancia física no separa; une entrañablemente, acrecienta los buenos recuerdos y mantiene vivos los trances dolorosos inevitables.   Ayer se lo decía a Linda, y ella me escuchaba. Le he dado un beso y nos hemos dormido.


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