Con la familia que empezaba a conocer y a tratar empecé a descubrir que aun trabajando y estando fuera en otra vivienda, la vida tenía colores. Muchos colores. No sólo blanco y gris.
Ya era mayorcita, y me gustaba ir arregladita.
Los niños de los que me ocupaba eran traviesos, y yo a mis 16 años me hacía respetar, pero siempre tuve el respaldo, el apoyo y la orientación de sus padres.
Con ellos aprendí formas y maneras, no me avergüenzo; ellos me enseñaron a preparar comidas, ayudarles a los niños a vestirse, asearse,. y muchas veces arroparles por la noche.
Por primera vez en mi vida tuve habitación propia ... aunque ya tenía miedo de estar sola. La señora me compraba ropa y me decía que tenía que prepararme para cuando llegase "el vino oporto".
Me sentía querida, tratada con respeto, y nunca se rieron de mi francés. Me llevaron a clases, a veces en las fiestas íbamos al cine, y por supuesto todos los domingos a misa.
Yo estaba "nourrie et logée", mas una pequeña paga que mis padres exigían que se la diera a ellos para ayudar a pagar la casa de Saint Nabord. Pero los dueños me daban unos pocos francos para mí a escondidas.
Cuando me operaron de una apendicitis aguda, me llevaron urgentemente a TROYES a una clínica privada, y me cuidaron y mimaron como una hija.
Sin darme cuenta me sentí "guapa"; Me sentía querida - un poco explotadita- con los niños, pero era feliz.
Un año, un joven. se presentó a casa de mis padres - era el 1 de mayo, con un ramo de muguet, todas las hermanas y yo misma salimos a la cancela.¡ El ramito era para mí y me dio un beso en la mejilla.
Era el primer beso que me daba un joven, me sentí alagada, y envidiada , pero feliz.
Un día me atreví a contestar a la señora porque no me creyó de una travesura de uno de los cuatro, y su marido me corrigió con tanto respeto como dureza. Aclaró la tontería y a partir de entonces me di cuenta que ya era mademoiselle Linda.
Me pude comprar zapatos de tacón, vestidos camiseros, de lindos colores, chaquetitas toreras, foulards.
Y el del muguet seguía cortejandome pero con mucha timidez.
Los chicos me miraban, se ofrecían a acompañarme a todos los lugares y en las fiestas "foraines" (fiestas del pueblo), no daba a basto en mi carnet para aceptar un nuevo baile.
Yo les ayudaba en sus tareas de "recitation", de lecture, de memoriser, de aseo y de repasar la mochila cada día mañana y noche. Me querían y ya de mayorcitos se echaban a correr para abrazarme.
Nunca creí ni pensé que esto me sucedería a mi. Lloraba al abrazarles, y sus padres siempre fueron agradecidos conmigo.
Yo nunca escondí mi origen portugués, y emigrante y más de una vez fui a sindicatos a ayudar a otras chicas que no habían tenido la "misma suerte" que yo. Por mi francés me preguntaban si era del sur.
Yo entendí que FRANCIA empezaba a ser mi tierra y el francés (el idioma) me encantaba. Los franceses también, pero en St. Nabord eran todos campesinos, ricos por supuesto, pero campesinos, y de campo; verde en Portugal, en Viana hay mucho.
Mientras escribo esto, me estoy cansando, puede que confunda algunos detalles o me líe con las fechas pero todo lo que os cuento es la pura verdad.
Hasta la próxima. Reconozco con orgullo que mi educación, mi cultura y mi saber, han sido hasta 1974 franceses, pero abierta al mundo.
Ya lo veréis.