jueves, 27 de agosto de 2020

CONFESIONES MUTUAS

Su sola presencia me hacía vivir con más ilusión y ganas de verla y escucharla.

Yo era poco dado a contar mis intimidades, de hecho le père Enri, el párroco , nunca se interesó por la razón que me había llevado a París; ¿estudiar sociología religiosa en la escuela de Hautes Études?

Ella pedía auxilio, ayuda, rehacer su vida. !!! VIVIR¡¡¡¡

En mi profundidad yo revisar mi vida. Rehacer mi vida y reestructurarla.

 De repente, descubrí a la persona que se interesó por mí, y por mi persona.

Pasamos de escuchar a ser escuchado, de intentar comprender a ser comprendido, y la vida de ambos se iluminó.

Ella, que venia por consuelo y ayuda, me dio a mi el consuelo y su comprensión. Nos encontramos dos personas que querían salir del pozo de una vida no vivida en paz y que la única respuesta que encontraban al buscar ayuda era hay que seguir adelante y aceptar y continuar el camino iniciado.

!Qué duro es no encontrar respuesta a tus depresiones y angustias¡ !que duro buscar luz por todas partes y no encontrarla¡

Y un día después de muchos días,de muchas confesiones,  de pequeños andares por París, estallamos los dos en lágrimas, y nos abrazamos (no había corona virus).

Y nos reímos. Nos callamos, nos miramos, y al separarnos quedamos en vernos al día siguiente en la óptica de Colette y Mr. Bernardin, en la rue de Rennes que nos ayudaron y sobretodo la ayudaron a superar los miedos, pero diciendo la verdad. Y a mi previniendome.

Colette conocía muy bien a la familia Perez Casabayó ¡¡  Yo creo que no tanto como ella.  Y Linda se sentía acogida y respetada, y yo  acogido en el París de las prisas, los boulevares y el de los "pardon", seguido  de los empujones en las escaleras del metro o en los andenes de los trenes y metros.  Poco a poco empezamos a intimar y a sentir "algo".

¿Empezábamos una nueva vida?

 

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