sábado, 1 de septiembre de 2007

UNA CUSTODIA MUY ESPECIAL

 Mi estancia en Campo Grande , propiamente en el CG de Campo grande fue de lo mas contradictorio y surrealista que me podía suceder durante mi prolongada permanencia forzosa en Brasil. Por una parte al llegar al centro, en medio de grandes medidas de seguridad, me vi "libre de la pesadilla de Corumbá" con sus amenazas de Matto, sus bayonetas acompañando las comidas, sus largos silencios... sus partidas de ajedrez.
 El miedo desapareció solo llegar al cuartel. Me invitaron a pasar, escoltado, a una habitación grande, con ventanas que daban al exterior- veía pasar gente y no sólo militares- con aire acondicionado que podía regular yo , ¡qué lujo! y con una cama, silla y un pequeño sillón y un cuarto de baño casi completo; faltaba sólo la ducha. Dormí.
 Dormía profundamente cuando unos suaves golpes en la puerta me devolvieron a la realidad. "O senhor padre pode venir conmigo para o almorço". Después de levantarme, asearme y vestirme salí de la habitación; el desayuno, frugal, pero bueno en compañía, eso sí, de militares con estrellas y más estrellas. Después de nuevo a la habitación - que no celda -. Al entrar leo en la puerta : "oficial do dia". Era el aposento del responsable de la vigilancia y control. Cada día uno distinto. Pero ninguno se manifestó abiertamente molesto conmigo, por estar ocupando su habitación. Por la noche, más bien al anochecer me visita uno de ellos y me explica que para ir a comer iremos al hotel militar.- ¡No tengo dinero! Ni falta que le hace. Corre a cuenta del Comandante del Cuartel General. Pero es que todavía no he podido ducharme, me aventuro a decir.- No se preocupe en el hotel le proporcionaré una habitación para que pueda ducharse . Y así fue.... durante unos cinco días.
Recuperé mi autoestima. Reafirmé mi voluntad de sobrevivir, y mis niveles de exigencia fueron en aumento: ropa para cambiarme, duchas por la noche, comida a la carta siguiendo lo que hacia mi acompañante y un sin fin de pocas cosas que son muchas cuando sientes tu libertad limitada: pequeños paseos por el exterior, algún libro para leer, revistas y todo , o casi todo me lo concedían .
 Me parecía que estaba a las puertas de la libertad... Pero sin explicaciones ni aclaraciones, ni interrogatorios ni nada de nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

HOMBREEEE ESTA ENTREGA HA SIDO UN POCO LIGHT, A VER SI EN LA SIGUIENTE SE ANIMA LA COSA :-)