miércoles, 15 de septiembre de 2021

ULTIMOS DIAS

 Era domingo 24 de junio a las 17.58 cuando empecé a escribir este blog.  Sin tener ni idea de hasta dónde llegaría. ¡Del año 2007!

Nunca pensé que  escribiendo, la memoria se activa y unos sucesos llevan a otros. Una cosa tenía clara: Tenía que liberarme del trauma que supuso la salida precipitada de Santa Cruz, y la llegada a  Barcelona con la prohibición de hablar por parte de los jesuitas.

Pero después, enamorarme de Linda y reivindicar su figura, su persona, su dedicación absoluta y sin fisuras a sus tres grandes amores: SYLVIE, DANIEL Y YO MISMO, ha sido el motor que ha impulsado mi ansia de escribir, relatar, explicar su vida. 

Y cuando se encontró con la enfermedad, los fallos médicos, el encadenamiento de calamidades que duraron una tras otra desde el año 2005 y otras no menores desde el año 1977, hasta su muerte el  pasado año 2020, el día 18 de agosto, fue capaz de sacar fuerzas para reir, ganas de viajar, mientras fue posible con los hijos, de conocer  para aconsejar,y  sentirse apenada ante el desprecio, pero aliviada por la seguridad de que nosotros , su familia, no le íbamos a fallar. Y así fue.

Logró morir en paz, en casa, sin sufrimiento, con la ventana grande del salón- que mis hermanas no conocen- abierta, la cortina corrida, y el sol que ya entraba esplendoroso: Con aquel "quiero ver la luz del sol". Se despidió. Había pasado el último mes, en plena pandemia COVID ingresada en el hospital, acompañada todas las noches por Sylvie; fue una excepción en todo el hospital por el cariño y afecto que le cogieron, médicos y enfermeras, estuvo sola pero con cama de acompañante para Sylvie. Linda estuvo más tranquila y pudo aceptar el final que se veía cercano con más sosiego. Dani también venía cuando podía. Una vez se pasó varios días en casa para acompañarme a mi, y ver a mamá en el hospital.

Mientras pudo, habló, nos habló mucho de todo, y a todos.Mientras podía sentarse para comer , los últimos meses me explicaba y pormenorizaba sus vivencias infantiles y juveniles. Muchas las he relatado en el blog. Otras son para mi y se quedarán conmigo. Estaba en paz, acompañada, nunca sola, en el hospital y en casa. A mi me dio muchos consejos, los tengo muy presentes. Y siguen vigentes. El salón es su imagen, y nuestra habitación sigue oliendo a su perfume, y seguirá oliendo siempre.

Hay una persona, que fue muy especial para Linda en su enfermedad. Sylvie fue su gran soporte, mi auxilio ante la angustia, su reposo, su seguridad, su confianza en que se le trataría con dedicación y sobretodo cariño.

De los cuidados paliativos en casa se encargó SYLVIE , ¡Qué duro fue para ella! y ¡qué seguridad le dio a Linda saber que ella estaría ocupándose, bajo la supervisión del doctor  GASSÓ, excelente médico, excelente persona, y paciente y complaciente con los enfermos como Linda! 

Nuestra hija hizo y deshizo , removió mares y montañas, y en los dos últimos años, su dedicación fue casi absoluta ,tenía que seguir trabajando, mientras yo procuraba hacer lo imposible para que mi mujer estuviera reconfortada, día y noche. Y esto hay que decirlo al final de esta laaaaarga historia que comenzó, sin saber ni pensar cómo acabaría. 

Nunca hubiera creído que fuera capaz de dejar por escrito un diario que reflejara tanto mi vida truncada de jesuita, como NUESTRA VIDA DE GOZO, ESPERANZA, ILUSIÓN  Y AMOR DE LINDA  CONMIGO Y YO CON LINDA."en casa somos iguales, José María". Su vida fue truncada prematuramente, aún tenía cosas por ver y conocer  . Supo que venía otro nieto, pero me dijo, y nos dijo: "yo ya no lo conoceré. Punto final.

1 comentario:

Sylvie dijo...

Y lo volvería a hacer. Una y mil veces papá.