lunes, 25 de agosto de 2008

RECORDANDO VUELOS PASADOS Y SITUACIONES TENSAS

  Pasados los días de vacaciones en el oriente boliviano recogemos los bultos y fardos para el regreso, no sin antes sorprendernos de varias maneras: -
  Un señor se ha quedado sin dedo gordo del pié a causa de las pirañas. - 
  Otro le falta una pierna, ya que un caimán decide comérsela como aperitivo. -La caza de los lagartos o caimanes(ya más respetables) es como en las películas: de noche, con rifle, y linterna que deslumbra al animalito y si aciertas bingo... si no a correr, si puedes. -Las casas son de bambú, con cañizo de techo y no existen camas ya que todo el mundo duerme en hamacas junto a los ventanales, sin vidrios de las casas. - En las casa no hay agua corriente (los ríos son caudalosos y los cubiertos y platos se suplen con cuencos de calabazas y palos bien adecuados. Además las duchas al aire libre (prácticamente desnudos/as los más jóvenes) son habituales y necesarias por el terrible bochorno que en nosotros nos pasa factura al bajar de las alturas. -
  La alegría reina permanentemente entre la población... excepto cuando se habla de la "señora" que tan" generosamente" nos albergaba y que vallaba el río. - Los suelos son de... culos de botellas de cerveza boliviana nacional, ya que sale más a cuenta aprovecharlas así que colocarlas de regreso a La Paz y pagar el retorno. - Y finalmente la última sorpresa: tuvimos que esperar tres días a poder salir de allí ya que los aviones bajan cargados de piedras y material de construcción pero regresan con absoluta prioridad cargados de vacas recién sacrificadas, llenas de moscas por el olor a carne y sangre y por la alta temperatura bochornosa y tropical. Por fin acceden a llevarnos en el mismo avión junkers, llevando como pasaje: tres jesuitas (nosotros) dos pilotos (brújula en mano) y las vacas sacrificadas colgando de las guías del techo, y dejando correr la sangre por el suelo. Pero existe una condición: Por seguridad debemos pesarnos los tres juntos pagar el pasaje a precio de vaca, y sacar a cambio de nosotros media vaca, para no exceder peso. El vuelo se realiza con absoluta "normalidad" pasando por entre los nevados y divisando los valles frondosos de los yungas hasta llegar de nuevo al altiplano y al aeropuerto de EL ALTO. No cuento el espectáculo que se divisa al final de la pista de más de 4.000 mts de longitud, por respeto a lo ocurrido hace cuatro días en Madrid.

Y después de esta "excursión a la memoria (hace 44 años de todo esto) regresaré a nuestro viaje-estancia en Quito y nuestro feliz viaje de regreso a Lima.

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