miércoles, 15 de agosto de 2007

UN HOTEL DE UNA ESTRELLA PERO CON MUCHAS PUNTAS

LA LLEGADA. La recepción fue de lo más estimulante. Después de un viaje de no sé cuántas horas hasta el acuartelamiento brasileño de Corumbá, la recepción fue de lo más atenta y detallista de cuántas recuerdo yo. Entrego todo lo que llevo encima: reloj, monedero vacío, algunos teléfonos de Bolivia que se incautan, y la mochila o bolsa de viaje con un poco de ropa, medicamentos que me habían entregado las monjas antes de salir, unos zapatos de repuesto y algo para aseo personal.. El cacheo es minucioso. 

Se miran los soldados unos a otros... y me asignan el aposento de aquel lujoso hotel: un catre, una ducha y lavabo y una ventana que da a ninguna parte. La Puerta, curiosamente, se cierra por fuera y aunque yo lo intente no se puede abrir desde dentro.La temperatura debe pasar de los 29 grados y la humedad estará en un 90%. El suelo de ladrillo rezuma humedad y se engancha en los pies.
  Las cucarachas, se me acercan dándome la bienvenida. Estoy absorto ,observando y con mi mente en el vacío cuando la puerta se abre con gran ruido, aparece una bayoneta, un rifle, un soldado y un plato de arroz con pasta y lentejas. Me asusto. Me retiro hacia atrás; tropiezo con el catre, y me gritan para que coja el plato. Después de mirarlo y remirarlo, intenté comer algo, pero las arcadas se apoderan de mi. Al poco rato se repite la misma escena; con cara y frases de cabreo me sacan al plato. A la mañana siguiente, después de no dormir, de mucho reflexionar, y de eliminar alguna cucaracha demasiado empalagosa y pesada, aparece la misma bayoneta... con el desayuno: una taza grande de té con leche y pan. La bebí y lo comí. 

Como en un hotel de categoría relleno un formulario. No tiene nada que ver con la estancia en el hotel. LA ENTREVISTA  Se refiere a cosas como: cargo que tengo en Bolivia, mi relación con Pablo Freire, con Mons.Casaldáliga (el obispo de Sao Félix), con la recién iniciada teología de la Liberación, porqué de mi huida de Bolivia, y más en particular de Santa Cruz y finalmente porqué de mi entrada en Brasil de forma tan irregular, sin documentos, sin permisos y sin destino prefijado cara al futuro. El cuarto donde relleno el formulario-declaración es como... mejor no decirlo.
  Los suboficiales son muy cordiales y claramente expresivos. Un ejemplo: sino declaro la verdad, contesto a todas sus preguntas como ellos quieren y en el sentido y forma que quieren, me indican con mucha amabilidad que me encuentro en el matto grosso, que hay cientos de kms. de vegetación abundante y densa y que no sería el primero en perderse por el denso matto. Para que lo entienda me aclaran que ni siquiera se necesita un disparo. Basta con "dejarme allá" y no hay más problema. Caso" fechado" (cerrado).

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