El ambiente se vuelve denso, opaco, irrespirable.
En medio de la tensión tenemos programada una salida a la sierra Limeña, en plenos Andes. Tengo el pasaje pagado en avión pero lo cambio por otro en tren y autobús para ir nosotros dos juntos. Serán unos seis días de charlas, programas , conferencias... y terremotos.
A las 08.00 salgo del hotel. Linda se queda en la habitación.
Media hora más tarde empiezo mi charla a los profesores de primaria, están muy atentos.!No es para menos¡¡ Un grupo de cuatro expertos del Ministerio De Educación se han desplazado; les quieren orientar en las técnicas de la AUTOEDUCACIÓN E INTERAPRENDIZAJE para potenciar más sus escasos recursos escolares y sus ingentes ganas de progreso.
De repente en medio de mi charla, con mis gráficos en la pizarra tengo la sensación de que el primero de la fila está nervioso, que mueve los pies como en un tick constante. Paro. Siento el suelo que vibra, los profesores no escuchan, la araña del techo se apaga y enciende repetidamente...
El terremoto está servido.
La gran escapada es inmediata.
Mientras, Linda en el hotel no acaba de comprender lo que pasa. Mira por la ventana y ve unos pintores colgados del andamio que hacen juegos de "equilibrio" con las brochas, los rodillos y un sinfín de gritos de la calle, para que bajen todos. El lavabo hierve, el WC también y las estantería, maletas sillas y cama bailan alegremente en una orgía sin control. Es el primer terremoto que presencia en carne propia Linda, y en plenos Andes, en el hotel y sola. El miedo se apodera de todos. Por suerte y sólo en cinco minutos estoy con ella. No nos dejan subir ... pasa el temblor. Se oye un enorme estruendo seguido de otros menores... y después la calma, el silencio en la calle.
No ha habido desgracias. La vida sigue. Las conferencias también, pero un enorme pico que estaba frente a nosotros en los Andes ha desaparecido, ha cortado un río y se ha formado un lago de enormes proporciones.
Pasado tres días regresamos a Lima... muertos de miedo. Nos encontramos con máquinas, carreteras cortadas, pedruscos enormes y al fin después de doce horas llegamos a casa en jirón Azángaro de Lima a un tiro de piedra del Minist. de Educación.
Se confirman nuestras informaciones, nuestra compañera chilena ha sido deportada. La intranquilidad toma posesión de los extranjeros sudamericanos de la oficina y se nos contagia también a nosotros.
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