Nuestro hogar: una habitación, comedor y cocina y baño-ducha es minúsculo. La vivienda en Lima es terriblemente cara, y aun cobrando en dólares, es inasequible. No disponemos en total de más de 35m2. Pero lo pasamos bien con tanta charla de amigos. Pero, siempre el pero...
Las constantes visitas de tantos jesuitas (un día nos reunimos en este minúsculo apartamento 15 ) llaman la atención de la policía, que por dos veces en pocos días pìden documentos, miran, remiran los contratos de trabajo y los pasaportes... y nos avisan de que tenemos el deber de avisar si cambiamos de domicilio... para garantizar nuestra seguridad!!
Linda entre tanto ha encontrado trabajo de diseñadora de modas para una cadena peruana. La cosa promete pero... no siempre va todo como uno piensa y calcula.
Por fin y para no alargar más la angustia y desasosiego político nos decidimos a salir del país rumbo a Ecuador.
El viaje en avión fabuloso , barato y de un paisaje extraordinario. Volamos en un boeing 727, pasamos orillando las estribaciones de la cordillera de los Andes, siempre nevados, y vemos al oeste el inmenso océano pacífico hasta llegar a Guayaquil.
La semana de vacaciones absolutas pasadas allí son maravillosas , como lo es también la gente.
Desde allí intentamos realizar algunas llamadas a Quito ,ciudad que yo y Linda sólo conocemos de pasada, lejos de los controles de policía de Lima. Las direcciones nos las dan los jesuitas que nos animan a salir de Lima. Los contactos son eficaces... o así lo parece. Dudamos, dudamos y ... nos decidimos a volar a Quito en busca de nuevas oportunidades.
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