jueves, 10 de diciembre de 2020

Y SUMA Y SIGUE

 Lo mejor de ser abuelos es que es algo deseado y siempre inesperado, y por tanto sorpresivo cada vez que la descendencia aumenta.

Todavía recordamos a  Dani y Aitzy, en el restaurante "el rincón ibérico". Fuimos a comer toda la familia. Dani le da una cajita, y dentro un chupete. No hacían falta muchas palabras para entender lo que significaba. Les dimos un beso, y mamá  y yo también  nos alegramos por la sorpresa, inesperada, pero deseada.

Fue una lástima. Fue una falsa alarma, pero Linda les dijo una y otra vez. No os preocupéis, cuanto más tranquilos estéis, antes nos haréis  abuelos también.

¡Seguro!

Y tenía razón, pero tenía miedo - y esto me lo dijo a mi más de una vez- de no llegar a tiempo de poder abrazar y tener en sus brazos a un segundo nieto .

Ya no estaba muy en forma, pero las ganas de participar, de estar y de vivir podían con todo. Y la noticia esperada y deseada llegó: ¡Ahora sí, íbamos a ser abuelos por segunda vez.

El 29 de julio  de 2018 venía al mundo Julen. Y a Linda nadie le pudo parar para que la acompañásemos a la clínica, para darle la bienvenida  al mundo  y a la familia.

Sentada en el sofá   de la clínica le sostuvo en sus manos y lloró de alegría. Linda creía que este momento ya no lo viviría, y gracias a Dios lo vivió, lo celebró, y le vio crecer y  trastear un poco por la casa.

Más tarde pudimos celebrar el bautizo todos juntos, las dos familias. Fue  emotivo- por lo menos para nosotros- Julen creo que no se enteró, pero participó activamente de la celebración. Si de alguna cosa se lamentaba de este feliz día , era de no tener un recuerdo, para que no se nos borrase de la memoria. No lo encontramos  por mucho que lo hemos buscado.

Pasados  varios días era más difícil vernos por la distancia y por la salud. Pero la modernidad trajo las video-llamadas. Era un disfrutar del nieto, aunque lejos, pero verlo en casa. La lástima es que cada vez se cansaba más, y hablar al móvil, y darle besitos a Julen era un querer y no poder. Con todo Dani, aunque venía pocas veces, sí se preocupaba de que Julen no olvidara a su yaya Linda. Y es verdad que la reconocía y la miraba y la daba besitos en el móvil. 

Todavía conseguimos celebrar la noche buena todos juntos y recoger los regalos que venidos de "todo el mundo" aterrizaban en casa de la yaya y de l'avi. ¡Milagros de Papá Noël ! Han sido los dos últimos años. Y los dos   ya con oxígeno la yaya.

Recuerdo la última vez que Julen vino a nuestra casa. La yaya estaba muy malita, y pensamos todos que era mejor para Julen y para la yaya evitar el encuentro. Nos equivocamos. Julen quería ver a la yaya y darle un beso. Es verdad que la yaya también lo deseaba. Y le llevamos a la habitación y se dieron un beso, un hermoso beso.

Le daba pena sentir al niño que pedía ¡la yaya , la yaya!. Y todavía pudimos celebrar el matrimonio civil en El  Vendrell, la familia al completo. La comida en el restaurante Vila Casals, fue la última celebrada todos juntos. Y esto que tuvimos la desgracia ¡gran desgracia! de que el ascensor se estropeara justo el día antes. Bajar la escalera apoyándose, y con el carrito de oxígeno,  fue una aventura. Pero regresar por la tarde y subir la escalera fue terrible, agotador, y un  quedarse sin fuerzas y sin aliento. La "recuperación" fue muuuuy lenta, y no se consiguió del todo.

Pero todavía  pudo enterarse de que iba a ser abuela otra vez.¡ pero esta vez si que no lo conoceré!

 Desgraciadamente, tuvo razón.

Mañana intentaré acabar estos capítulos de  ABUELOS  que ven el futuro en sus nietos.


 

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