domingo, 1 de julio de 2007

perdido en Barcelona

Después de desayunar y leer LA VANGUARDIA - en casa siempre se leía LA VANGUARDIA- salí hacia la casa "madre" de los jesuitas en Barcelona; En la calle Lauria (Roger de Llúria) número trece. El camino se me hizo pesado, largo y aburrido. Las calles eran desconocidas para mí. Yo me sentía otro. Había aterrizado el día anterior y ya sentía unas enormes ganas de huir, marchar , correr... pero a dónde!! Seguí caminando. Llegué a mi destino... !qué frío y distante , qué lejos anímicamente y físicamente!! Me sentía como de otro mundo; la gente me miraba-eso creía yo- o me ignoraba. La máquina funcionaba a la perfección y mi presencia desentonaba y desencajaba en el conjunto. Me sentía más un Miró dentro un Velázquez. Administrativamente yo estaba ya asignado a un lugar y un puesto... en espectativa de destino, siempre y cuando mi situación no desencajara demasiado del conjunto. El problema, mi problema era si sería capaz de digerir el último recuerdo de Bolivia que intentaba borrar de mi memoria, pero no conseguía. A estas alturas ya habréis adivinado que yo, José María era jesuita, destinado a Bolivia (por voluntad propia) y con una misión - compartida con otros jesuitas- de dar un nuevo enfoque y orientación a nuestra presencia en Santa Cruz de la Sierra, en pleno oriente Boliviano, fronterizo con Brasil. Y de repente me encuentro catapultado en una Barcelona que me parece hostil, falsa, acomodaticia y superficial. Lo que pasó y tuvo que pasar lo dejo para otro día, que no es cuestión de marearos demasiado de una sola vez y en un solo día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues vaya, ahora que se ponía interesante....nos tienes en ascuas!

Dani dijo...

Jeje, pues no se porque pero me da quee hay para mucho más...me pareceo que esta historia superará con creces las mejores telenovelas!!

Para cuando la siguiente?