miércoles, 9 de junio de 2021

DESCUBRIMIENTO DE UN MUNDO

 Esto fue, lo que me cambió y me convirtió en otro.  Vivir en Bolivia, estar en Bolivia y trabajar  en Bolivia es algo que me trascendió a mi mismo y me fue generando una nueva visión del valor de la misma vida.

Sinceramente no tenía ni idea de a dónde iba ni para qué. Ya se que más de uno está diciendo, ¿No ibas de profesor? ¡Sí! Iba de profesor; pero para este trabajo no se necesitan tantas alforjas ni reflexiones. Ir a Bolivia significaba para mí romper unas amarras, descubrir otras amarras, que te retienen fuertemente y te obligan a cambiar tus prioridades.

La "pacha mama" boliviana tiene una fuerza, una hondura, una simbiosis con  el boliviano, que no he vivido ni conocido en la Europa de la que salí, regresé, volví a salir, para regresar, para volver a salir y regresar, ya esta última vez con Linda.

Tener el carnet de conducir, me permitió participar en casi todas las salidas, excursiones, visitas, "descubrimientos" de los territorios, las personas, los modos y maneras de los más trivial a lo más sorprendente.Vivir en La Paz, con su altura, con El Alto en el altiplano a 4100 mts. dominando la pendiente rellena de casitas y de un bullicio de gente que yo no acertaba digerir. Recuerdo las veces que iba al aeropuerto a recoger compañeros y a acompañarlos para salir, que me impresionaba el bullicio de niños (muchos niños) que cruzaban la carretera, los camiones que transportaban también a personas, y que no acertaba a comprender.

¡Cuán lejos estaba de comprender la realidad sociocultural de un país multiétnico y que había sido obligado a aceptar los modos y las maneras  de los que "les descubrieron" y creyeron que les vencieron!

No sé mucha sociología, pero creo que si hay un pueblo que no se ha rendido a los dominadores, sean los que sean, este es el pueblo boliviano. Siempre resurge de las humillaciones, con  más fuerza, y valentía para caminar hacia el nuevo futuro.

Tardé unos tres meses en aclimatarme a la altura y a la no-prisa. Al principio , solamente subir las escaleras del SANCA, me hacía resoplar, no digo nada de las calles empinadas con los "varitas" regulando el tráfico poniendo los semáforos en verde para los coches que subían las empinadas calles; Tan empinadas que a mitad de calle me sentaba en la acera para tomar fuerzas para seguir subiendo hasta el colegio. 

Aunque me estudié, como dije el otro día geografía, e historia de Bolivia, solamente el contacto con la población en general, los alumnos y sus padres y los compañeros jesuitas que mucho me ayudaron en el aclimatarme y entender las expresiones coloquiales ordinarias, para evitar hacer el ridículo en reuniones o en casas de familiares de jesuitas o de conocidos. El P. Beneyto fue en esto un gran maestro de ceremonias, conocía todo el  mundo, y todo el mundo le quería . Era el Prefecto de Estudios siendo el P. Carrero, , rector del Colegio.

Allí aprendí que los autobuses o el tren no se cogen, se agarran. El verbo coger está desterrado en todos los ámbitos menos uno...

Mañana descubriremos Bolivia, pues os quiero trasmitir la misma ansia que tenía yo de conocer y descubrir este mundo en el que me encontraba.

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