miércoles, 16 de junio de 2021

UN MODO DE VIVIR Y DE SENTIR NUEVO

 Puede parecer una tontería, pero ¿cuándo se me hubiera ocurrido en Barcelona sentarme en el suelo de una calle? 

En La  Paz lo hice más de una y dos veces en el mismo camino. Y en el Colegio , al olvidarme las llaves de la habitación., las notas o lo que fuere, llegué a sentarme y a parar y reposar, antes de iniciar una clase.

Mi primer "sobresalto!" fue al ver a los alumnos mayores, eran casi como yo, recuerdo que había uno que ya era padre, y otro que guardaba un puño "americano" en el bolsillo, por si había  pelea , pero en el colegio eran dignos de admiración. Yo notaba en ellos el ansia del saber y del preguntar, y la capacidad de discurrir y discutir el argumentario propuesto.

Como profesor, disfruté y me sentí querido por los alumnos y los compañeros jesuitas. Esto no se   olvida nunca.

No sé escribir cuentos, pero si supiera hacerlo, son tantas las experiencias, tantos los descubrimientos, y tantas las sorpresas , que lo intentaría, copiando el blog de Mario Chávez. Además tiene la ventaja de entremezclar las lenguas con las costumbres.  No es ventaja, es arte.

Mi primera sorpresa, la camioneta verde GMC del San Calixto. ¡Qué miedo tuve! Convalidé "el brevete" de conducir, aunque no me sabía el nombre y las direcciones de todas las calles, que era obligatorio. Estuve tres meses mirando, observando, cómo doblaban las esquinas en calles estrechas, y después los mandos de la camioneta.

Marcha atrás, donde tenía la primera en el SEAT. Los cambios de luces, largas y cortas, en el pié izquierdo, un poco más abajo del embrague. Total, que cuando subí por primera vez, al ir palante le dí un golpe al de detrás y cuando quise poner la primera, encendí las luces. ¡Un auténtico desastre!

Al final conseguí sentirme seguro y  practiqué. Pero no sabía cómo eran las carreteras, los puentes, y los caminos carreteros hacia los "yungas" de clima tropical. O hacia el altiplano inmenso, inacabable y siempre sorprendente.

Debía ser la altura, lo grande de la furgoneta GMC, la inexperiencia (hacía solo tres meses que tenía el brevete),  la estrechez de las calles o simplemente el estar un tanto inseguro. Pero lo superé  y pudimos iniciar un periplo de salidas de descanso en el que creo que todos lo pasamos bien y a veces con miedo. Las curvas son muy curvas y los desniveles muy pronunciados.  

El ansia personal de conocer Bolivia, no sólo La Paz y  el San Calixto , hicieron posible lo que yo creía imposible.

 


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