viernes, 20 de noviembre de 2020

ALGUN RECUERDO MAS DE ENAMORADOS

 Aún fuera de los tiempos que relato, vale la pena un recuerdo muy simple.

En un restaurante "self service" en París, con los platos en la mesa, yo lentejas, Linda una ensalada.

Me levanto para ir a buscar dos botellines de vino tinto. Le sirvo, me sirvo, me siento para comer, empujo la silla, doy un golpe, y! zas¡ el vaso se derrumba enterito sobre mis lentejas.! Qué sensación de ridículo¡ Linda se reía, yo machote me comí las lentejas bañadas en vino. Las carcajadas de Linda se oyeron en la sala.

Al acabar de comer , me levanté y le di un beso. Era una gozada verla reír aun haciendo yo el ridículo mas infantil.

En Lima:

!Qué nervioso estaba yo cuando la ayudé a entrar en la habitación, que tenía alquilada en Mariategui,  había preparado todo, luz de penumbra, un brazalete de plata, y una canción francesa de  amor:

"Pour un petit tour,  un petit tour entre tes bras,              En la playa escribí tu nombre

 Pour un flirt avec toi je ferai n'inmporte quoi ,               Y luego yo lo borré para que nadie

Pour un tour  avec toi dans tes bras .....                             pisara tu nombre petite Linda.

Son las dos primeras canciones que le puse en mi radio-cassette . 

Y luego cenamos un bocadillo de mortadela y ... nunca me había encontrado tan nervioso y patoso como encontrarme a solas con Linda. Los nervios y el cansancio pudieron más que nada y Linda consiguió dormir doce horas seguidas.

Yo tenía que ir a trabajar. Le dejé una nota. La llamé desde la oficina, en la casa no había teléfono. Y después de preguntarme al llegar yo a casa: ¿Me habrán seguido desde París?, Es que es capaz de todo¡

Intenté tranquilizarla, fuimos a la embajada francesa a comunicar que Linda estaba allí conmigo, y que bajo ningún concepto, esperaba a nadie que viniera de Francia.

Y el sábado por la mañana nos fuimos a la playa  y después a comer a la pensión Isabela.

Hasta que con seguimos alquilar el apartamento a la sra. Contreras, que ya he contado.

Sentirnos en casa, solos, y libres  destapó nuestros deseos y ansias y pasión. Nos queríamos con locura y la espera se hacía siempre larga.  Nos faltaban horas y días para amarnos cada vez más. Los miedos dieron paso a las seguridades, y las esperas a la búsqueda y al encuentro. 


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