jueves, 19 de noviembre de 2020

RECUERDOS de ENAMORADOS

La alegría y la felicidad el amor, no necesita de muchos instrumentos  ni grandes medios .Una simple mirada  y la esperanza de poder realizar grandes proyectos sin saber realmente  cuáles, excepto uno: crecer y crecer en el amor sin ponerle ningún límite. La simple presencia del otro, es suficiente para iniciar la nueva vida del gran proyecto de amarse.   

Esta fotografía nos la hicimos en el parque de CHOSICA, tres meses después de la llegada de LINDA a Lima. No teníamos dinero para comprar una máquina de fotos y cuando pudimos la hicimos.Y la guardamos siempre, hasta el día de hoy.

Fuimos en autobús  el 23 de marzo de 1974.Final  del verano en Lima. Los proyectos reales era conseguir que los dos, consiguiéramos reír, vivir, ser libres y esperar con ilusión la novedad de cada mañana cuando sale el sol y la vida amanece y te lleva hacia adelante.

Nuestros días festivos en Lima era puro admirar, descubrir, hablar, alternar con los amigos del trabajo que Linda sabía  ganárselos muy bien, para que me ayudaran a mí y pudiéramos integrarnos en el ambiente y en el trabajo. !Estábamos solos ¡ Lima yo no la conocía, pero nos acogió, su mercado, sus monumentos coloniales, sus avenidas, hacia el aeropuerto, o al puerto del Callao, todo era  para encontrarnos más juntos y querernos más. 

Qué bueno ir de tiendas aunque fuera a mirar EnLima encontró marcas francesas en las perfumerías, y comidas exóticas para nosotros  que siempre quería degustar. Los paseos por la Alameda, por Miraflores, todo hervía de colores  y los aromas de sus hermosas plantas iluminaban nuestro corazón y nuestra pasión. 

Todavía recuerdo al compañero que me dijo en el aeropuerto: por una mujer así, tan guapa, tan elegante y que deja todo por ti, deberás cuidarla y protegerla mucho. Te debe querer mucho y tu le habrás prometido amor eterno¡ ¿No?. Pues sí. Y dijo más: yo también dejaría de ser cura¡

Las comidas en el ministerio de Educ. en  el despacho eran  únicas y Linda con un castellano incipiente se hacía escuchar, querer, respetar y a mi me hacía sentir el hombre más feliz de la tierra. Lo que ella me dio y me aportó de cariño, entrega, orden. prevención, cuidado, trato con las personas, y distancia  prudente con los desconocidos, es impagable.

Con quien nunca puso reparos fue con los jesuitas que venían de Bolivia y hacían"escala" en casa.

La verdad nunca estuvimos solos y abandonados. Nos sentimos hasta protegidos  y queridos y a Linda le hacía olvidar los malos tragos que pasó en París hasta el 24 de enero que por fin salió de París. Y llegó el mismo 24 por el efecto de los husos horarios pero con el cansancio que provoca las horas de vuelo y el cambio de hemisferio. Y la tensión acumulada  antes de partir. Solamente nuestra amiga Colettey su marido George sabían que se iba a buscarme. Cuánto amor y confianza y entrega había en Linda para dar este paso. Y cuando marché yo en octubre del 1973, ¿NO podía haber dudado de mi?

En Quito ya fue otra cosa, lo dejamos para mañana.

No puedo despedirme hoy, sin recordaros que  ayer hizo exactamente tres meses que nos dejó, y ella sabía que se iba . Un abrazo para todos.Me sigue faltando y nos sigue faltando cada día.

 


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